Cae la noche y guste o no los días miércoles viernes y sábado el Carlos E se transforma, ya no es un espacio tan tranquilo, medio desolado, estudiantes, ahora amigos, profesores, artistas, trabajadores, músicos, o como quiera que se llamen, todas estas personas que hacen parte de diferentes tribus tienen lugares o espacios de encuentro, sitios donde pueden darle fin a su rutina, y escapar por un momento de esto que no saben cómo llamar, ¿vida?...
Diferentes tipos de personas convergen en este espacio, con características singulares, con un errante rango de edad desde 17 a los 50, llega la noche y el lugar se activa, las ventas aumentan aún más, el olor a marihuana crese sobando las conciencias o los corazones, el olor a licor se derrama por las baldosas y una cálida sensación se apodera del recinto, es una calma muy movida, es una congregación muy tranquila, ¡eso sí!, a las 12 en punto el lugar estará desolado, y esperara como siempre ser tomada por quienes la han acogido como su hogar.
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